Talleres de reflexión entorno a la lectura
Todos deberíamos preparar nuestro adiós definitivo, todos deberíamos aprender y descubrir que no somos inmortales. Pero parece que aunque lo tengamos claro en la teoría, nos cuesta tanto hacerlo que nos ponemos excusas con que hoy no tengotiempo, mañana me pondré.
Cuando ya es casi obvio que se ha vivido más de lo que nos queda en la tierra, porque ya tenemos una cierta edad. Este tema aunque sigue siendo difícil afrontarlo, parece que ya sí tenemos claro ,que es seguro que nos va a llegar también a nosotros/as. Cada vez tenemos más experiencias de personas queridas que nos han dejado y hemos sentido el dolor de la separación. Además hemos experimentado el misterio de la vida, que hace que parte de ellos se queda de alguna manera en nuestro corazón para siempre. No hablo de creencias religiosas varias, que también puede ser claro, hablo de recuerdos, de experiencias con ellos, de momentos vividos, de aprendizajes… que hacen que la presencia de alguien en la tierra deje huella para siempre , al menos para un grupo de personas cercanas .
Y eso es lo que intentamos hacer todos los miércoles en Rosaleda, un grupo de mayores nos juntamos para poder hablar de nuestros recuerdos, de nuestros seres queridos, de lo que hemos aprendido y nos han dejado. Y claro ante una conversación desde el corazón, también buscamos nuestros deseos de lo que quisiéramos dejar cuando nos marchemos. Es difícil empezar a hablar de estos temas, por lo tanto nosotros lo hacemos a través de lecturas de algunos textos de acontecimientos del pasado. Ahora estamos con el libro de “50 momentos que marcaron nuestras vida”, eso nos lleva a entablar un diálogo donde recordamos a las personas que estaban… y de una cosa nos vamos a otras… Si en un futuro ya este libro no nos ayudara hay previstas dinámicas para continuar.
Tenemos como norma en este grupo, que el tema de las despedidas, del adiós y de la muerte, es único para cada persona, que no hay porque pensar o sentir todos lo mismo y que nadie tiene más razón que nadie. Desde esa sencillez, desde ese respeto mutuo, ya llevamos varias sesiones. Además creemos que puede llegar a ser un grupo donde se compartan nuestras ilusiones, alegrías, deseos y miedos y en el que podamos reír y llorar sin miedo a lo que dirán. Ojalá sea así, es un reto importante. Pero tenemos esperanza de conseguir preparar algo más para nuestro adiós definitivo. Ya os iremos contando nuestros progresos.